Manuel Bosch / “Hemos cenado con lo que hemos comprado de un Lidl de por aquí. Por veinticuatro euros hemos comido esta noche los cinco... y bien”. Este comentario lo hizo entre sonrisas Pau, el cantante de Uzzhuaïa durante el concierto del pasado viernes en Zeppelin Live mientras apuntaba al tenderete de merchandising para recordar a los presentes que allí podían encontrar, por ejemplo, ‘Santos & diablos’, un disco que ha sido posible gracias a las aportaciones de los fans a través de Verkami. Son dos datos que pueden parecer poco trascendentes, pero que sirven de indirecto aviso a quienes piensan –aún los hay- que el rock and roll les llevará a un mundo de opulencia. Una banda como Uzzhuaïa, con cinco discos en estudio, presencias en los principales festivales rockeros, cientos de directos, con garantía de éxito sobre escenario, elogiada una y otra vez por los medios especializados y sin ningún paso atrás en su carrera, ha de ir arañando fan a fan, CD a CD para seguir adelante, alimentándose como postre de pequeñas recompensas anímicas como haber provocado que cuatro seguidores se trasladasen desde Barcelona a Castellón para ver su concierto. Lo que está en sus manos lo hacen con solvencia, el resto depende de factores no demasiado favorables hoy en día al rock en particular y a la música en general.
Visto el panorama, las ganas de Uzzhuïa de ‘irse lejos’ han ido aumento con el paso de los años. Si en sus canciones siempre aparece la figura de quien busca marcharse alejándose del pasado, tratando de recuperar días mejores u otros nuevos por llegar, ahora su deseo ya es el de escapar “A un millón de años luz” y quedarse allí, tal como cantan en el tema de ese título de ‘Santos & diablos’. Pero mientras tanto, siguen ofreciendo conciertos muy competentes, en los que queda clara la profesionalidad y solvencia del quinteto, eso sí, siempre al servicio de unas canciones directas, sin barroquismos, de cuatro minutos, con unos estribillos diseñados para ser coreados al tiempo que se salta delante del escenario. Y sus fieles les responden.
Sus actuaciones, como la de Zeppelin Live, están llenas de bazas ganadoras en forma de canciones. Soltar entre los cuatro primeros temas tres singles de sus dos últimos trabajos es un suicidio o un signo de seguridad total en el repertorio, y en el caso de Uzzhuaïa es lo segundo. Empezar con esa carrera rockera que es ‘Una historia que contar’, ’13 veces por minuto’ y poco después ‘Baja California’ es jugar sin esconder las bazas, ganándose a los presentes desde el primer momento. Desde el principio las guitarras de Isra y Álex suenan contundentes, los ritmos de Álvaro 'Varone' -ahora sin su característico pelo largo- y Jose potentes, seguros, ajustados aunque la voz de Pau tardó en acomodarse dentro del sonido general en Castellón (sorprendente por contar con técnico de sonido propio) y es algo que ya se ha repetido en algunas actuaciones de esta gira que aún está arrancando (la de Zeppelin Live fue la cuarta eléctrica, ya que antes de iniciarla se probaron las nuevas con unas actuaciones acústicas).
Una prueba de la confianza en el nuevo material –reconocido por casi todos los presentes, según apuntaron a mano alzada- es la interpretación de ocho de las doce canciones de ‘Santos & diablos’ (prácticamente en el orden correlativo del disco) con el añadido de cuatro de ’13 veces por minuto’, otras tantas de ‘Destino Perdición’ y dos del homónimo ‘Uzzhuaïa’, aunque sorprende la ausencia de ‘Nuestra revolución’, tema que parecía un perfecto cierre. Tal vez ahora lo reserven para conciertos con una segunda tanda de bises, algo que en Castellón, pese a una petición general -aunque no excesivamente apasionada de los presentes-, no se alcanzó.
No falta la versión de ‘La chispa adecuada’ de Héroes del Silencio –ya grabada en su tercer CD- después de otro habitual en el repertorio, ‘La mala suerte’, y justo antes de la nueva ‘Bailarás en el infierno’, con uno de los inicios más heavies que han grabado, con un ritmo pesado a lo Black Sabbath, y ese arranque a lo banda americana que coge el rock and roll clásico y aumenta su potencia como unos Mötley Crüe que es ‘El Solitario’.
Los temas nuevos van encajando sin problemas entre los clásicos gracias a esa efectiva fórmula de construir canciones que entran a la primera. Aparece ‘No quiero verte caer’, con gran grito de Pau incluido, antes de vivir el primer momento relajado, con el inicio acústico de ‘En ciernes’. Otro clásico, ‘La cuenta atrás’, con una parte cantada en como solista por Álvaro y sin el habitual medley en el que incluían parte de ‘War pigs’ de Sabbath (la 'zz' del nombre del grupo es un homenaje a Ozzy Osbourne). Tal vez el final resulta sorprendente por la elección de ‘1975’ –una clase de título muy propio de formaciones con algún tipo de simpatía por el punk y con una parte cantada en inglés por Isra-, antes de la acelerada ‘Desde septiembre’ y el cierre con la emotiva ‘Blanco & negro’ (aunque interpretada sobre un ritmo plenamente rockero). El inicio del bis suele ser de arranque acústico, y un ‘Magnífico fracasado’ muy coreado es la elección, antes del final con ‘Santos & diablos’. Momento de recordar otras presencias en esta provincia: disparidad de criterios en la comparación, pero satisfacción en la mayoría.
La noche la abrió el grupo valenciano Parker 23, muy vinculado a Uzzhuaïa por las colaboraciones de Pau, Isra y Álex. En principio proyecto del cantante Víctor Andújar (ex La Mano Cornuda), ya se ha convertido en un grupo con formación estable. En éste su segundo bolo dieron cuenta de su rockero ‘Luz’, con un homenaje al personaje ‘Spiderman’, a quien le deben el nombre de la banda.
Pau Monteagudo (voz).
Israel Ferrer (guitarra y voces),.
Álex Simón (guitarra y voces).
Álvaro Monteagudo (bajo y voces).
Jose Lï (batería).
===========================================
Si quieres ver el vídeo, quita la música del reproductor.
Pinchar en la foto para verla en alta definición.
===========================================
Publicar un comentario